domingo, 25 de julio de 2010

Suave


Ya no me acordaba que la vida también podía ser suave.

Tan suave como bajar las escaleras de una calle de Lisboa en una mañana llena de luz.

Abro las ventanas del piso nuevo, enciendo velas que huelen a canela ,escucho la voz de Ben Harper y dejo que la noche pase bajo las cortinas y me bese la cara.

Reka y Maria pintan el piso, porque saben que mi cuerpo ya está absolutamente agotado, es un gesto de amor, el primero del segundo piso que compartiremos.

Laura se duerme en mis brazos, asistiendo a Winnie The Poo, me hace caricias mientras lucha contra sus ojos que se cierran. Y antes de dormirse de todo me dice que soy suave y la más guapa de todas las madres del mundo.

Cierro los ojos y camino por Lisboa.

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