lunes, 25 de mayo de 2009

¿Todos tenemos derecho?


Érase una vez una casa.
Estaba vacía hacía mucho.
Tanto tiempo, que nadie sabia exactamente quien era su dueño.

Llegó un grupo de gente que cree en esas cosas “de que todos tenemos derecho a una casa” y resolvió ocuparla.

Le pintaran las paredes y los balcones, entonces gris y descascarillados por el tiempo sin habitantes.

Le pusieran macetas en las ventanas(si. Con plantas de verdad) y la puerta de la calle casi siempre estaba abierta para que los vecinos pudieran entrar, coger una cerveza y sentarse fuera hablando del estado del mundo al final de la tarde.
Hacían conciertos y talleres para los niños del barrio.

Arriba de todo, lucía su símbolo, orgulloso, azul, como un grito de justicia y ganas de vivir.
Por la noche subían a la terraza y contemplaban el puerto lleno de luces.

Un día llegaran ellos (los de siempre...) con una máquina gigante, que hacía un ruido inmenso y más parecía un dragón.
Pero San Jorge no estaba y me parece a mí, que, de estar, habría tomado el partido del dragón.

El corazón del edificio fue roto justo en el medio.
Parecía un juguete roto por un niño.

No había un solo arquitecto o ingeniero en el derrumbe...

En pleno Pg. de Joan de Borbó, en Barcelona, ese edificio valía demasiado(para especular con el valor de su suelo) como para que la gente tuviera donde vivir.
En el ultimo año, alguien(s) poderoso se ha empeñado en una guerra, sin muchas noticias, con mucha persistencia y que, poco a poco va cerrando casas como la que acabo de describir, casi como si de una lucha personal se tratara.





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