domingo, 1 de mayo de 2011

consuelo

Me levanté temprano, en un día que podía finalmente dormir, pero la Primavera y otros desastres emocionales traen estas consecuencias.

En el balcón, con una pizca de frío mezclada con sol mastiqué lentamente lonchas de pan con aceite(si, ayer hice pan amasado con aceite y tomillo:) y mucho té de Ceylan. Leyendo “el país” online, me entero que Sabato se murió de madrugada, mientras dormíamos. Morir ya es jodido por si solo, pero ser brillante y morir encierra una especie de contradicción infantil que me traga y zambulle en aguas profundas.

Me acerqué al mercado de Sant Antoni, donde a los domingos por la mañana se venden libros usados.

Mis ojos encontrarán “Sobre héroes y tumbas”, adiós Ernesto, me susurré.

Uno de los puestos tiene todo a 1€, toco un libro de capa blanca, leo el nombre del autor y me doy cuenta que retiro la mano como si quemara – José Maria Aznar, ya estás a 1€ José mari, no puedo reprimir la sonrisa.

Termino encontrando uno con ilustraciones de Diego Gadir, hecho de menos a Paula Rego, me lo llevo y no le digo nada.

Moby Dick” me encuentra a mi, me acuerdo de cuando y para quien lo he comprado, te acordarás aún de mi con algún amor?

Cuando los vendedores ya están a punto de poner un cartel diciendo que se quieren ir a comer y que nos vayamos de una puñetera vez, la encuentro. Anna Gavalda. La primera vez fue hace 11 años, yo estaba sumida en dolor y vacío(puede que parezca contradictorio pero no lo es) y su título me hizo sentir acompañada- “ Quisiera que alguien me esperara en algún lugar“-de alguna forma su interior a dado asilo a una parte de mi.

A su lado reposa “El consuelo”, lo cojo, lo necesito – Anna, estoy harta de la Primavera...

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