viernes, 11 de noviembre de 2011

Jean Genet

“Este informe sobre mi vida íntima...no será sino un canto de amor”.

Esta no es la frase de arranque del libro, pero si la que resume el concepto de la obra. Será necesario remarcarlo ya que a primera vista puede parecer que el relato sea un chapuzón sórdido en la marginalidad y miseria de todo un colectivo. Es mucho más que eso, es una descripción hermosa, fluida y orgullosa de la inmensa soledad que se puede llegar a compartir.

La limpidez y voluptuosidad de la narrativa de Jean Genet (Paris 1910-1986) fueran de hecho la causa de que Diario del Ladrón fuera censurada, en España, durante cerca de 30 años. Se publicó en Francia, en 1949,bajo la mano de las Ediciones Gallimard, pero incluso con el apoyo y reconocimiento de Sartre, Beauvoir y Cocteau la censura franquista( y pos franquista) no aflojó el mecanismo hasta 1976 (Editorial Planeta).

Lo temían. Porque el relato de la vida de Genet no solo no es impoluto como también terriblemente orgulloso - “Pondré gran coquetería en decir que fui un ladrón hábil”. - Son los pasos de un mendigo, prostituto, homosexual y criminal que oscila entre la ternura y la decadencia. Pasos que cruzan el antiguo territorio serbio, Austria, Checoslovaquia, Francia, Eslovenia, Italia, España, pero, como ele mismo dice “...caminaba no a través de Europa, sino a través del mundo de los objetos y las circunstancias, con un candor cada día más nuevo”. Pasaba por las cárceles de todos esos países donde robaba. El robo le parecía algo lógico, pues ya que había sido abandonado por su familia en la infancia, esta era la forma de rechazar un mundo por lo que se sintió rechazado desde siempre. Aunque pueda asemejarse, tan poco se trata de la Filosofía de la desgracia, ta vez sea, la más cercana a de la liberación.

Más allá de la aspereza, voluntad o canto, Diario del Ladrón describe también un contexto histórico, el Raval (o Barrio Chino) ,los bares del Paralelo y en suma la Barcelona de los finales de los años 30. Lo que habrá tenido bastante peso en las decisiones de la censura, demasiado hipócrita y atareada en disimular la imagen del país, como para reconocer que un ladrón podría también ser un escritor.

“Me limita el mundo, al cual me opongo, me recorta, y seré tanto más hermoso y refulgente cuanto más agudos sean los ángulos que me hieren y me dan forma, y más crueles las cortaduras”.


2 comentarios:

  1. Interesante...queda apuntado! la lista de libros deseados está rebasando limites insospechados...

    un saludo.

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  2. Muy buenas Akaki :)
    Si tu lista es ilimitada es porque la curiosidad es proporcional y no conozco mejor motor para (sobre)vivir...
    Salut!

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