domingo, 6 de septiembre de 2009

Y el chocolate espeso.


Cuando salí de casa por la mañana, escuché la harmónica del afilador.
Y si, claro que llovió.
Después, he cogido un avión...
Algunos le llaman despedirse.
No sé como llamarle.
Creo, que para una despedida hacen falta dos pares de brazos y un montón de valor, y tu, tu ya no estás. Y yo, yo, no soy tan valiente.
No fui a despedirme de ti. Fui para poder verte en el rostro de cada amigo que lloraba tu ausencia.
Si estuvieras ahí te habrías reído al ver como nos abrazamos, lloramos y nos emborrachamos, gente que estaba enfadada hace años y ya ni se acordaba del porqué.
Brindamos a ti, algunos de nosotros con su botella y no su vaso, y agua salada se mezcló con el Alvariño.

No fue ahí, sino más tarde, que me he dado cuenta de algo: Aparte de que una gran amistad se puede llegar a confundir con pasión, también, llevarse bien con alguien, se puede confundir con amistad.
Y ahora que lo entiendo(cada uno tarda su tiempo...) me siento más tranquila, pero también te echo mucho más de menos.
Me quedo con 17 años de memorias buenas, tu mala ostia, tu amistad y tu risa contagiosa.
Y como me ha dicho un amigo - Las cosas claras. Y el chocolate espeso, por favor.

1 comentario:

  1. a mi me gusta comentar
    y dejame decirte que tu blog esta muy bueno
    felicidades y te estoy siguiendo ;-)
    te espero en mi blog!

    ResponderEliminar